Crónicas de la ínsula/ Cuauhtémoc Blas
Saquear e incendiar un templo en una comunidad indígena de Oaxaca, Cerro Cajón, en San Juan Lalana, Cuenca del Papaloapan, muestra la violencia que predomina en esos pueblos. Y no es la más grave. Ahí quemaron un bien inmueble, en otras partes han quemado personas.
Estos actos de violencia extrema son frecuentes en las comunidades de Usos y Costumbres (UyC), y generalmente se ejercen contra pobladores sin notoriedad ni poder, elementos que sí posee la Iglesia Cristiana Interdenominacional, cuyo templo fue violentado en esa comunidad. Los casos de los primeros no se vuelven mediáticos ni alcanzan proporciones de escándalo, pues no tienen el poder de esta Iglesia de origen norteamericano.
No es agradable narrar los terribles casos de violencia de nuestros pueblos indígenas de Oaxaca. Ahora que la notoriedad de los líderes de esta Iglesia agredida -que tiene periodistas, abogados y pastores con recursos diversos- ha puesto de relevancia lo ingrato que sucede en Usos y Costumbres, se impone intentar ampliar el panorama del análisis, como contrapunto en la actual coyuntura.
ASAMBLEA COMUNITARIA, MÁXIMA AUTORIDAD
En los pueblos de UyC las asambleas comunitarias son -de manera no legal- la máxima autoridad, por encima de leyes, de códigos y de la Constitución. Por eso los acuerdos que toman en sus asambleas pueden ser inconcebibles.
Lo mismo decretan castigos corporales que el destierro, así como la confiscación de casas y terrenos. Esto le sucedió a una mujer de Santiago Jocotepec, Choapam, a quien la asamblea de Arroyo Tinta eligió como policía topil en 2019, cargo que no pudo desempeñar, pues por la mañana cuida de sus hijos y por la tarde trabaja.
La mujer pidió que le impusieran la multa que pagan quienes no pueden realizar el servicio, pero la autoridad y la asamblea decidieron sacarla de su casa y tomar su patrimonio como propiedad del pueblo. Son muchos los casos de violencia contra las mujeres. Pocos asuntos trascienden, pues hay la obligación de guardar el secreto.
QUEMAN A DOS PERSONAS
En otra población de Usos y Costumbres, San Juan Atepec, Sierra Norte, quemaron vivas a dos personas la noche del domingo 26 de febrero de 2023, frente a la Guardia Nacional, en el patio del Palacio Municipal. Ahí mismo fueron detenidas otras dos personas de las que ya no se supo exactamente su paradero.
De los dos primeros, un periódico publicó la fotografía del momento en que eran incinerados https://acortar.link/Ybu1bV. Estas cuatro personas dispararon previamente contra dos pobladores, uno de ellos un ex síndico, quien murió en el ataque. Entrando en detalles, podemos ver que se trata de personas que han delinquido, sin embargo, el castigo es desproporcionado.
En el asunto religioso también hay que entrar en detalles. Inicialmente no hay censura religiosa, el templo quemado no se hizo en un día, lo que las autoridades y comunidades castigan es, precisamente, la desobediencia a sus UyC. En este caso, porque se negaron a cooperar para la fiesta patronal.
Negarse a los designios de la asamblea supone una confrontación, lo que es noticia frecuente: numerosas familias son desterradas por motivos religiosos. Todos estos son hechos reprobables. Como también es reprobable que algunas iglesias protestantes prohíban a sus hijos saludar a la bandera y cantar el Himno Nacional en los homenajes.
SECTAS RELIGIOSAS ORIGINADAS EN EU
No es un secreto que la proliferación de sectas religiosas de EU entre las comunidades de América Latina es otra estrategia de sujeción, así como gran área de oportunidades de negocios con el diezmo que arrancan a sus conversos. ¿A dónde van tantos recursos? Otras ponen a trabajar a su favor, de manera gratuita, a sus fieles, como la Luz del Mundo, cuyo líder, Naasón Joaquín, está preso en EU por delitos sexuales contra sus feligreses.
El templo agredido en Lalana es de la Iglesia Cristiana Interdenominacional, con su sede y mayor número de fieles en Estados Unidos. Hay que ver el caudal de intereses que traen esas iglesias, que tampoco pueden ser ajenas a una revisión crítica.
Entre los datos en internet de esa Iglesia hallamos que “en 2011 el profesor evangélico estadounidense Ed Stetzer atribuyó al individualismo la razón del aumento en el número de iglesias evangélicas que afirman ser cristianismo no denominacional”. Ese individualismo que promueven choca con las prácticas asambleístas de las comunidades.
Prácticas cuestionables que hasta un jerarca de la Iglesia católica, el arzobispo de Oaxaca, dijo al condenar la agresión: “¡Cómo nos han hecho daño los usos y costumbres de nuestros pueblos!”. Olvida que fue su Iglesia la que creó esos UyC en la época de la Colonia. Incluso aún persiste en muchos pueblos la obligación de ser mayordomo de la fiesta patronal católica para ser presidente municipal.
Si es difícil resolver la violencia intrínseca de los pueblos, lo es más remover sus anquilosados UyC. La solución de sus graves problemas iniciaría por su salida de la situación de pobreza en que se encuentran y que se incluyan en lo mejor de los procesos de civilización.
En eso no ayudan las atávicas religiones sino al contrario, y menos las promovidas desde el extranjero, que no traen soluciones a la pobreza, sino acentuados dogmas, explotación y sumisión. Pero no por ello han de ser objeto de crueldades, despojos y vejaciones, eso es inadmisible, sobre todo a los creyentes sencillos y también indígenas.
DIEZMO, DERECHO DE PISO SOBRENATURAL
Si hay que condenar los actos violentos contra cualquier persona, como los casos que documentamos aquí, contra mujeres y hombres indígenas indefensos en la Sierra, así como la quema de templos y destierros, también hay que reprobar la índole individualista, neoliberal y pro yanqui de algunas de esas relativamente nuevas religiones, que además explotan a sus adeptos y exigen el 10 por ciento de los ingresos de las familias, incluso de las muy pobres: prácticamente un derecho de piso sobrenatural.
El Estado mexicano ni siquiera les reclama el pago de impuestos por esos abundantes ingresos. Eso es lo que se debe hacer, entre otras medidas de reglamentación. Aplicar la ley en todos los frentes, es el imperativo.
Entre tanto, como no puede aplicar la ley, las normas y la Constitución ni en las iglesias ni en UyC, el Gobierno ha de convencer a las comunidades para no dañar a los de diferentes creencias. Un trabajo sencillo para los eminentes negociadores de la Secretaría de Gobierno de Oaxaca: conciliar con dos grupos premodernos.