En la editorial del semanario católico Desde la Fe, el clero de la capital resaltó que si bien la violencia en México no es cosa nueva «parece que no tenemos tregua, sino que más bien, se agudiza».
Ante el aumento en la violencia, la iglesia exigió acciones que les den seguridad, que los ayuden a «no sentirnos amenazados todo el tiempo, que nos permitan y permitan encaminarnos a la paz».
Explicaron que las víctimas de la violencia en México se acumulan, mientras que asesinados, desaparecidos, cuerpos sin identificar y fosas clandestinas «son expresiones de este terrible mal que padecemos».
«El 20 de junio de 2022, en la Iglesia de Cerocahui, dos jesuitas: Javier y Joaquín, padres de los pueblos que habitan la Sierra Tarahumara, intentaron salvar la vida de Pedro Palma. Un criminal mató a Pedro y a los dos misioneros que intentaron disuadirlo de su acción violenta».
Hicieron hincapié en que «sangre de las víctimas esta vez fue derramada en el altar del templo, y nos sacudió a toda la sociedad mexicana».
Hecho que unió a la de miles de víctimas, amplificó el reclamo de justicia, el cese de la impunidad y la violencia, y se convirtió en llamada para reforzar o sumarnos a la tarea de construir la paz.
«Reconocemos que las causas de la violencia en México son diversas y complejas: injusticia, corrupción, desigualdad y polarización, son algunos fundamentos de ésta; que en tanto su gran complejidad, requieren de acciones complejas».
Anunciaron que como Iglesia continuarán los diálogos por la paz, con los que se dijeron preparados para el Diálogo Nacional por la Paz, que se llevará a cabo en septiembre.