Miguel Ángel Maya Alonso
San Agustín de las Juntas, Oax.- “Es lamentable que la cámara (fotográfica) no pueda captar los olores”, dice un habitante de este municipio conurbado a la capital oaxaqueña mientras recorre uno de los predios del paraje La Toma convertido en basurero clandestino.
Ubicado a un costado del río Atoyac y a la vista del bosque El Tequio, este basurero surgió en 2022, tras el cierre del relleno sanitario de Zaachila y, a decir de los vecinos, es un negocio redondo para el presidente municipal Hipólito Aquino Torres.
“Al presidente le pagan por recoger la basura, además de que en los márgenes del río extraen recursos pétreos para hacer espacio para los residuos sólidos, material que luego venden”, denunciaron.
Las enfermedades se han presentado entre los vecinos, sobre todo en niños que han sido diagnosticados con virus no especificados, tos y alergias.
A escasos 200 metros del tiradero clandestino se ubica el Aeropuerto Internacional de Oaxaca, por lo que, además del riesgo sanitario, representa un peligro porque los desechos atraen a aves de rapiña como el zopilote, que en su vuelo pueden estrellarse contra las aves de acero y obstaculizar la visión de los pilotos.
Ya en 2022 el Grupo Aeroportuario del Sureste (ASUR) solicitó la clausura de un tiradero a cielo abierto ubicado en el río Salado.
Los habitantes de San Agustín de las Juntas solicitan atención del Gobierno estatal, ya que, afirman, el presidente municipal no los recibe y los acuerdos anteriores no los ha cumplido, “sobre todo por que los municipios vecinos sí han solucionado el problema de la basura en sus demarcaciones”, aseguran.
Además, advirtieron, los pozos profundos que surten de agua potable a esta comunidad de la región de Valles Centrales están muy cerca de este tiradero, lo que provoca la contaminación del agua que consumen.