Por: Rocío Flores y Lisbeth Mejía Reyes
En el estado de Oaxaca, cada mes de octubre, se realiza la Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO). Los organizadores, los empresarios Guillermo Quijas-Corzo y su esposa, Vania Reséndiz, la promocionan como un espacio dedicado a la difusión de los libros, la llaman “la fiesta de las letras”.
La FILO en realidad es una iniciativa privada a la que el Estado le ha otorgado sumas millonarias, privilegiando a un consorcio familiar que, según sus críticos, forma parte de la élite cultural. En contraparte, a los programas públicos les ha disminuido su financiamiento o incluso los ha desaparecido.
En entrevista exclusiva para este reportaje, Quijas-Corzo sostuvo que empresas de visión filantrópica han sido el sostén de más del 50% de la FILO. Lo cierto es que la mayor parte es subsidiada con dinero de los tres niveles de gobierno.
La feria incluye en su programación temas coyunturales que han generado críticas. En octubre de 2019 Vania Reséndiz anunció que en esa edición las escritoras, poetas e ilustradoras serían las protagonistas. En respuesta, cientos de mujeres feministas de Marea Verde reprobaron su declaración y publicaron en redes sociales el hashtag #AsiNoFILO. Vieron la propuesta como oportunismo, pues cuando en el Congreso local se discutió el derecho al aborto, los empresarios no se pronunciaron.
El colectivo tenía la premisa de que si la FILO y sus organizadores buscaban incidir en sus causas, y dado que utilizan dinero público, debían otorgar salarios justos y horarios dignos a más de la mitad de su equipo integrado por mujeres, transparentar el uso de recursos y dejar de contratar a escritores e ilustradores señalados como agresores.
Aquella inconformidad fue la “punta del iceberg” que emergió en octubre del año pasado, cuando algunos libreros independientes reprocharon a las autoridades la ausencia de programas de promoción de la lectura y para autores locales, así como de subvenciones para otras iniciativas, de la misma manera que se otorga a Fondo Ventura, la asociación detrás de la feria.
También fue el detonante de esta investigación desarrollada durante seis meses con el apoyo del Consorcio para Apoyar el Periodismo Independiente en la Región. El reportaje tiene la intención de mostrar cómo, sin distinción de partido, los gobiernos han otorgado dinero público. Se basa en entrevistas exclusivas, decenas de solicitudes de información y análisis de los reportes que Fondo Ventura entregó a las secretarías de Cultura y Hacienda y al Servicio de Administración Tributaria del país.
De la indagación se concluye que el grupo familiar detrás de la FILO recibió 75. 7 millones de pesos (USD 3.7 millones) de donativos en un poco más de una década, más de la mitad fueron recursos públicos. Además de publicidad gratuita y otros apoyos. La mayor cantidad entregada por la administración estatal después de la pandemia fue precisamente con el gobierno de la austeridad, que enarbola el aún presidente Andrés Manuel López Obrador.
El origen: cooperativa Proveedora Escolar
Los antecedentes del ascenso de Guillermo Quijas-Corzo en el mundo cultural, de México en general y en el sur del país en específico, se remontan a mediados del siglo XX, cuando un profesor rural, Ventura López Sánchez, nacido en 1916, y otros docentes abrieron en Oaxaca una cooperativa, denominada Proveedora Escolar, para facilitar material escolar a la población del estado. Con el paso del tiempo la sociedad se disolvió, pero el nombre quedó asociado de manera indisoluble a los herederos de su notorio fundador.
Lo mismo ocurrió en 1974, cuando el mismo profesor fundó, junto con sus compañeros de la Unión de Libreros de Oaxaca, una pequeña feria del libro en dicha región. Este hecho sería un hito en la evolución cultural y editorial del estado (que hoy tiene una población de más de 4 millones de habitantes) y un punto de inflexión que marcaría el futuro de dos de los herederos del profesor: su hija, la arquitecta y empresaria Claudina López Morales, y su nieto, Guillermo Quijas-Corzo López.
En 2002, después del fallecimiento del profesor López Sánchez, a los 86 años, se inauguró una nueva etapa en la historia de la familia y sus vínculos con la cultura de Oaxaca. Su hija Claudina López Morales heredó, junto a sus hermanas, la empresa Proveedora Escolar.
El nieto del profesor Ventura López, que entonces estudiaba Relaciones Internacionales en la Universidad Iberoamericana de Puebla, asumió la gerencia general de la empresa familiar y, con el transcurso de los años, se fue convirtiendo en uno de sus mayores accionistas junto a su madre.
En 2003 Quijas-Corzo empezó a dirigir la Feria del Libro de Oaxaca, una marca asociada al festival creado por su abuelo. En áquel puesto permaneció hasta 2020.
El escritor César Rito Salinas, entrevistado para este reportaje, considera que la nueva versión de la feria, a la que se le empezó a denominar como internacional desde 2010, comenzó a forjarse entre 1998 y 1999, cuando Claudina López se vinculó con el filósofo y escritor Leonardo Da Jandra y con José Murat Casab, gobernador de Oaxaca por el PRI entre 1998 y 2004.
Según esta versión, el escritor tuvo la idea; el alto funcionario la visión de la cultura como posibilidad de atraer recursos federales, y la hija del profesor Ventura fue el nexo entre ambos. “Oaxaca no tiene empresas, pero tiene una bandera que facilita el acceso a todas las empresas, que es la cultura. La bandera la tienen ellos”, dijo Rito.
Claudina López también era cercana al artista oaxaqueño Francisco Toledo, quien logró fama internacional por su arte y por sus acciones de carácter filantrópico. En esas fechas él ya había consolidado con recursos propios algunos centros culturales como el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca.
En el 2000 Claudina Morales trabajó con el artista en la remodelación de una fábrica de hilados y tejidos, adquirida con 60% de dinero público y 40% con recursos del pintor. La empresaria fue afianzando su amistad con Toledo y, a la par, sus relaciones con personajes del poder, del sector público, empresarial y cultural del estado y de México.
Sobre los cimientos de aquellas relaciones y asociación de esfuerzos, Quijas-Corzo amplió su línea empresarial ligada al mundo editorial. Lo hizo a través de dos nuevos emprendimientos vinculados con la memoria de su aabuelo. En 2004 fundó con su madre como socia, la asociación civil Fondo Editorial Ventura, de la que fue presidente, como consta en varios convenios con el gobierno estatal y el federal.
Una década después cambió el nombre por Fondo Ventura y la registró ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) como marca dedicada a la educación, formación, difusión de conocimiento y cultura, organización de actividades recreativas y exposición con fines culturales.
Junto al cambio de nombre también se modificó la presidencia del consejo directivo. Vania Erika Resendiz Cerna, esposa de Quijas-Corzo desde 2014, asumió la dirección de la asociación hasta la actualidad. Mientras que el nieto del profesor Ventura quedó como presidente honorario. Después de ese periodo Fondo Ventura integró como socio, durante dos años, al artista Francisco Toledo.
Almadía reestructura la feria
En 2005 Quijas-Corzo creó la Editorial Almadía, en calidad de director general, junto a tres socios: la escritora y editora Ave Barrera García; el escritor Leonardo García Palencia, como asesor literario; y la profesora y empresaria Gabriela López Morales, como subgerenta.
El escritor y editor Jorge Pech, excolaborador de Almadía, recordó que García, conocido como Leonardo Da Jandra, fue clave en el crecimiento “debido a que establecía alianzas con escritores o directivos de instituciones culturales».
Tras la muerte del profesor Ventura López, en 2002, y a la par de la creación de Fondo Ventura y Editorial Almadía, Quijas-Corzo asumió las riendas de la Feria del Libro de Oaxaca. Lo consiguió formalizando la estructura empresarial. En 2010 Quijas-Corzo cambió el nombre a Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO) y la marca fue registrada en 2017 por Fondo Ventura.
De esta forma la iniciativa del profesor Ventura López fue transformada y hoy se promociona como un festival cultural, un espacio para la difusión de los libros y de encuentro del gremio editorial de Oaxaca, México e Iberoamérica.
La feria que se realizaba en la Alameda de León y el zócalo de la capital del estado se mudó en 2018 al Centro Cultural y de Convenciones de Oaxaca, un bien público administrado por el gobierno estatal por medio de un fideicomiso.
La FILO fue registrada en el IMPI como marca para el periodo 2017-2027, para la promoción y comercialización de libros, publicidad, eventos promocionales; campañas y espectáculos interactivos; organización de exposiciones y ferias con fines comerciales. De igual forma para la organización de actividades educativas y exposiciones con fines culturales, entre otras similares.
La figura detrás de la FILO
Millones para un festival de 10 días
En el 2023 Fondo Ventura recibió cinco millones de pesos (USD 250 mil) de dinero público para este festival que dura solo diez días. De esos, la Secretaría de Cultura de México le dio 1.8 millones (USD 90 mil) mediante el programa Apoyo a Festivales Culturales y Artísticos (Profest) y tres millones (USD 150 mil) fueron de la administración estatal, del Fondo de Estabilización de los Ingresos de las Entidades Federativas.
Recursos públicos, el soporte de la FILO
En entrevista vía electrónica, Reséndiz y Quijas-Corzo respondieron que realizar la feria ha requerido entre cinco y diez millones de pesos (USD 250 mil-500 mil). Aunque según los datos del SAT solo en 2018 costó más de ocho millones (USD 400 mil) y en 2015 alcanzó 9.2 millones (USD 460 mil). Lo último incluye la feria y otras actividades.
Proveedora Escolar y los contratos con el Estado
El negocio nunca ha sido el libro
Desdén del Estado