Dalia Piñón González
Oaxaca de Juárez, Oax.- “Nunca he tenido miedo pero cuando empecé a investigar qué temas hacía… tomé conciencia de que tengo que tener mucha precaución”, comparte Rocío Flores, integrante de la Red de Mujeres Periodistas de Oaxaca (RedMPO), sobre la locutora triqui Felícitas Martínez Sánchez, asesinada en 2006, quien es una de las diez comunicadoras homenajeadas post mórtem con la exposición ‘Hilos de Justicia’, presentada la tarde del pasado miércoles en el Centro Fotográfico «Manuel Álvarez Bravo».
La muestra es parte del proyecto The Patchwork Healing Blanket (La Manta de Curación), iniciado en el año 2018 por la promotora cultural Marietta Bernstoff, originaria de la Ciudad de México, quien promueve un movimiento mundial contra la violencia de género, al que se sumó la RedMPO con el bordado de diez mantas con los rostros de mexicanas asesinadas por su labor informativa.
La también directora del portal digital Oaxaca Media eligió honrar a Felícitas, quien junto a Teresa Bautista Merino trabajaba en la radio comunitaria “La Voz que Rompe el Silencio”, de San Juan Copala, perteneciente al municipio de Santiago Juxtlahuaca, en la región Mixteca. Ambas locutoras fueron emboscadas el 7 de abril de 2006. Tenían 20 y 24 años de edad, respectivamente.
“Esto no es una obra de arte, nada más quisimos reflexionar sobre las muertes de las periodistas, que es muy importante; cómo son asesinadas, por qué, cuáles son las diferentes razones. Saber el impacto de nuestras palabras, que tienen un eco siempre. Sabemos que hay un contexto de violencia, y tenemos que cuidarnos y tener conciencia de cada palabra que enunciamos”, consideró Flores, originaria de la región del Istmo de Tehuantepec.
“Eso no justifica ninguna muerte, pero ese aprendizaje me dejó”, indicó Rocío sobre el trabajo realizado en el Centro Ecológico «Milpa Urbana», que brindó su espacio, ubicado en el barrio Xochimilco, para el desarrollo del proyecto, en el que también participaron la Premio Nacional de Periodismo 2006, Soledad Jarquín Edgar; la Premio Estatal de Periodismo, Paulina Ríos Olivera, así como las reporteras Citlalli López, Nadia Altamirano, Lisbeth Mejía y Diana Manzo, la escritora Tamara León, y la traductora Binniza León.
El resultado es esta serie de diez mantas dedicadas además a Miroslava Breach, María del Sol Cruz Jarquín, Selene Hernández León, María Elena Ferral Hernández, Anabel Flores Salazar, Yolanda Ordaz de la Cruz, Regina Martínez y Norma Sarabia.
“Queremos recordarlas, que sepan que todavía los temas por los que fueron asesinadas están vigentes, y que algunas no tienen justicia. Pero que a la vez no fuera tan doloroso para nosotras seguir ejerciendo la profesión con miedo”, expresó Rocío.
“Y para que la gente reflexione un poco sobre esto, de otra manera: no gritando, no saliendo a las calles, porque no somos activistas. Pero que se den cuenta que no somos insensibles, simplemente a veces vamos aprisa, y estamos tomando en cuenta muchas realidades”, indicó.
“Más allá de lo artístico la relevancia de esta muestra podría ser que trae al presente hechos del pasado que no todos quieren ver: la Mixteca sigue siendo una zona difícil; el norte del país, Sonora; el Estado de México, Veracruz. No es una coincidencia, son estados donde más peligro hay.
“Esto un poco ejemplifica la realidad del país. No son todas las que fueron asesinadas. Se calcula que son como 22, pero pueden ser más, porque algunas son periodistas, otras son comunicadoras. Es real, es una violencia que se vive en todo el país”, advirtió Flores.
Cubría derechos humanos… y la mataron
“Ella que cubría temas de derechos humanos, bosques, tan chiquita, 20 años, y ¡la mataron! ¿Qué potencia pudo haber tenido su voz para que la asesinaran? Se pensaba que el móvil era otro, porque se acababa de formar el ‘municipio autónomo’ de San Juan Copala. Pero su familia, su abuela, y otras personas decían que podía ser por esos temas, y es comprensible. Los temas de defensa de la tierra, el movimiento de las mujeres en esa zona de la Mixteca, es grave”, comentó Rocío sobre su homenajeada.
“Me impactó que ellas dos (Felícitas y Teresa) tenían ganas de invitar a más jóvenes a que se sumaran a las radios comunitarias. También me sirvió para revalorar el papel de las radios comunitarias, la importancia de que se comuniquen entre ellos, Y tan importante era que a otras personas no les gustaba, y por eso las amenazaban antes de matarlas”, advirtió la periodista.
“Nunca he tenido miedo pero cuando empecé a investigar qué temas hacía (Felícitas), porque la veía muy chiquita, con sus ojos tristes, y quería que se despertara la chispa de los ojos, y empecé a darme cuenta de que una realidad como la que vivían en la Mixteca no era para que estuvieran felices; entonces, ellas reflejaban o compartían la realidad de su vida.
“Parece que el tema del medio ambiente es ecológico, pero no, tomé conciencia del valor que puede tener algo para unos, y para otros es otro significado. Para mí y para ella era la importancia de su entorno, su vida, su familia, de que tuviera sus bosques. Y para otros significa dinero. Ahí es donde chocan, ese es el conflicto”, explicó la periodista, cuyo trabajo está enfocado precisamente al medio ambiente, los pueblos originarios, las mujeres, la cultura y la migración.
“Ahí sí me dio miedo. Tomé conciencia de que tengo que tener mucha precaución para abordar cualquier tema. De por sí siempre lo hacemos, pero más conciencia; cuidarse siempre de cada palabra que decimos, que sea no solamente investigada, confirmada, sino justa, porque que te gane la emoción no es correcto, porque puedes alterar las cosas en la vida”, consideró la periodista.
Por su labor informativa a Felícitas y a Teresa les fue otorgado el Premio Nacional de Periodismo 2007, en el área de Orientación y Servicio a la Sociedad.
‘Hilos de Justicia’ estará en exhibición hasta el próximo martes, 26 de diciembre